A medida que avanza lo que los entendidos llaman el ciclo económico vemos cómo más y más familias van pensando en la posibilidad de cambiar de vivienda (ya sea comprando o alquilando) o de adquirir su primera vivienda.

Imagen por Meditations de pixabay.com

El punto más dramático de la crisis (¿2010?) ya empieza a quedarnos algo lejos, de hecho han pasado diez años desde el pico de la burbuja inmobiliaria y financiera, y bien sea porqué aumenta nuestra confianza en el futuro o bien sea porqué olvidamos todo lo malo al pasar unos años, la verdad es que tímidamente vuelve la normalidad.

Gráfico extraído de openoffice.org

Un ejemplo lo tenemos en la diferencia cómo los posibles compradores tratan su acceso al crédito. Tenemos la sensación de que hay dos enfoques principales. Por un lado hay algo menos de miedo, como tratamos en esta entrada sobre el aumento de la venta de viviendas, y por otro lado parece que hay algo más de la inteligencia que da haberle visto las orejas al lobo. Esto lo decimos porqué tal como hablamos en esta entrada, cada vez más gente opta por una hipoteca a tipo fijo en un momento como el actual de tipos de interés extraordinariamente bajos.

Es importante señalar que financiar una compra es una operación que exige responsabilidad, conocimiento y decisión. Sin duda si el inmueble es el adecuado a nuestras necesidades al final del camino habrá valido la pena hipotecarse, pero hay que tener en mente que deberemos tener en todo momento el crédito bajo control.

Para ello hay que tener en cuenta algunos de los principales riesgos, de esta forma estaremos preparados para evitarlos:

  • Pedir una financiación inasumible.
    • Si para realizar la compra se necesita un crédito que implicará dedicar más de un tercio de los ingresos familiares quizá el riesgo sea muy alto. En una familia con dos miembros trabajando y que ingresan en conjunto 2.000€ al mes, el préstamo no debería sobrepasar los 700€ al mes.
    • Si el plazo para devolver el préstamo es demasiado largo, quizá el riesgo es muy alto. Es verdad que, aún firmando una hipoteca a cuarenta años, esta se puede liquidar anticipadamente, pero firmar un préstamos que se terminará pagando en edad de jubilación quizá sea demasiado riesgo.
  • No mirar el tipo de interés a pagar o sus condiciones.
    • Como hemos comentado anteriormente es posible, sobretodo hoy en día, solicitar un préstamo a tipo fijo. Esto implica que la cuota no dependerá del Euríbor ni de otros índices bancarios que pueden subir la cuota de nuestra hipoteca y complicarnos la existencia.
    • Además, aunque suene evidente, si estás pensando en comprar deberías dejarte asesorar (nosotros podemos ayudarte) y comparar las características de los préstamos de varios bancos, porqué no todos van a ofrecerte exactamente lo mismo.
  • No revisar los añadidos que trae el préstamos.
    • Algunos préstamos llevan acopladas cosas tan variopintas como seguros de defunción, tarjetas de crédito, etc. Es importante echar un ojo a sus condiciones.
  • Hipotecas en divisa extranjera, multidivisa, etc.
    • En algún momento de la crisis, debido a las subidas constantes de las hipotecas, a algunas personas les pareció interesante hipotecarse en moneda extranjera (por ejemplo en Yenes japoneses). Esto, que parece tener sentido, entraña un riesgo enorme que mucha gente no midió correctamente. ¿Qué hubiese pasado a alguien con una hipoteca de 100.000€ en Yenes si España llega a salir del Euro, volviendo a la peseta con una fuerte devaluación? Sólo imaginar la respuesta pone los pelos de punta. De hecho esto no es economía-ficción y al mismo tiempo que se dispararon las demandas por las preferentes hubo también bastantes casos de demandas por hipotecas en moneda extranjera o multidivisa.
    • Por supuesto que una hipoteca en divisa extranjera (o multidivisa) podría llegar a ser una buena idea, pero implica que debes conocer cómo van a comportarse las distintas monedas… algo que sin duda se escapa a nuestro conocimiento.
  • Reunificación de préstamos.
    • A veces la reunificación de préstamos (generalmente asociando los préstamos actuales a la hipoteca) es una herramienta útil, sobretodo cuando por una situación sobrevenida nuestra capacidad de pago baja. De todas formas, es importante no dejarse llevar por la necesidad del momento y evaluar las opciones, haciendo cálculos de lo que se pagará de más en la operación, aunque sea en unos cuantos años.
  • Añadidos injustificables a la hipoteca.
    • En la cresta de la burbuja inmobiliaria era habitual que quien compraba vivienda obtuviese una hipoteca para comprar la vivienda, así como para cambiar de vehículo o tomarse unas importantes vacaciones. Aunque hoy en día suena a ciencia-ficción esto ocurría y no sería descabellado que vuelva a ocurrir. Sin duda habría que medir muy bien la conveniencia y el riesgo de este tipo de operaciones.

Como siempre, esta lista aún se podría ampliar (os agradeceremos que lo habáis en los comentarios, sin duda), pero es importante no perder de vista los errores que han complicado la vida a tanta gente y aprender de ellos para no repetirlos.